viernes, 10 de julio de 2009

5 MATERIALES Y TÉCNICAS TEXTILES EN ESTRUCTURAS ESPACIALES

GENERALIDADES

Programa

OBJETIVOS:
-Estudiar las técnicas utilizadas en cestería.
-Desarrollar la destreza necesaria para aplicar las técnicas de cestería.
-Experimentar con tejidos para realizar composiciones de relieves y volúmenes a partir del plano.
-Saber elegir y aplicar las técnicas más adecuadas para realizar esculturas textiles.
-Utilizar materiales diversos adecuados a las técnicas utilizadas y a los efectos deseados.
CONTENIDOS:
-Textiles funcionales tridimensionales.
-Relieves y volúmenes partiendo del plano.
-Escultura textil.
DURACIÓN:
-Introducción: 3 horas.
-Realización de maquetas (volúmenes a partir del plano y estructuras volumétricas): 25 horas.
-Escultura textil: 70 horas.
-Total: 98 horas.
ACTIVIDADES:
-Realización de bocetos en volumen:
4 composiciones por desarrollo del plano. En cartulina o tela. Uniones pegadas o mediante costura; posible utilización de aprestos y estructuras rígidas.
4 composiciones de estructuras volumétricas. Experimentación de materiales que permitan un rápido manipulado.
-Realización de una obra textil volumétrica con técnica, materiales y formato libres.
CRITERIOS DE EVALUACIÓN:
-Conocer y saber aplicar las técnicas tradicionales de cestería.
-Saber realizar composiciones volumétricas con material textil.
-Ser capaz de elegir y aplicar las técnicas y materiales más adecuados para la realización de un proyecto de escultura textil.
-Ser capaz de ultimar el trabajo con los remates y acabados necesarios.
Refranes

-El que hace un cesto hace ciento. Si le das varas (o mimbres) y tiempo.
-Año bisiesto entra el hambre en el cesto.
-Tres años un cesto, tres cestos un can, tres canes un caballo, tres caballos un hombre, tres hombres un elefante. (Duración y vida de cada uno de los citados).
-Quitando de unas partes y poniendo en otras, hace el escultor su obra.
-Quien trabaja en esparto, de pan nunca harto.
Chiste

Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
canasta. (De canasto, con la term. de cesta.) f. Cesto de mimbres, ancho de boca, que suele tener dos asas. 2. Medida para aceitunas, usada en el Aljarafe de Sevilla; su cabida es de media fanega. 3. Juego de naipes con dos o más barajas francesas entre dos bandos de jugadores. 4. En este juego, reunión de siete naipes del mismo número que se extien­den sobre el tapete por un solo jugador o ayudado por sus compañeros. 5. Tanto en el juego del baloncesto. 6. Mar. Conjunto de vueltas de cabo, la última mordida, con que se tiene aferrada, mientras se iza, una vela o una bandera y que permite largarlas, cuando han llegado a su lugar, con solo dar un estrechón a la tira que se conserva en la mano.
canastada. f. Lo que cabe en una canasta.
canastero, ra. m. y f. Persona que hace o vende canastas. 2. Chile. Vendedor ambu­lante de frutas y legumbres, que lleva en canastos. 3. Chile. Mozo de las panaderías, que traslada el pan en canasto desde el horno al enfriadero. 4. m. Chile. Ave indígena, que hace su nido en forma de canasto alargado. Es de color obscuro por el lomo y vientre y amarillo por la garganta y pecho; su tamaño, el de un mirlo. 5. f. Pájaro insectívoro, que divaga en bandadas buscando alimento. Alas largas y puntiagudas y cola ahorquillada que recuerda, volando, a una gran golondrina parda, pero en el pico y la cabeza rememora a la perdiz; su tamaño es de 23 centímetros.
canastilla. (d. de canasta.) f. Cestilla de mimbres en que se tienen objetos menudos de uso doméstico. La CANASTILLA de la costura. 2. Ropa que se previene para la novia o el niño que ha de nacer. Hacer, preparar la CANASTILLA. 3. Regalo de dulces que se solía dar a las damas de palacio cuando iban a ver alguna función pública. 4. Agasajo de dulces y chocolate que se daba a los Consejos cuando asistían a las diversiones públicas.
canastillero, ra. m. y f. Persona que hace o vende canastillos.
canastillo. (Del lat. canistellum, infl. por canasto.) m. Azafate hecho con mimbres.
canastita. (d. de canasta.) f. Argent. Avecita de laguna, más chica que el chorlito, fina y bien proporcionada.
canasto. (De canastro.) m. Canasta recogida de boca. ¡canastos! interj. con que se indica sorpresa.
canastro. (Del lat. canistrum, y este del gr.) m. En algunas partes, canasto.
cesta. (Del lat. cista.) f. Recipiente que se hace tejiendo con mimbres, juncos, cañas, varillas de sauce u otra madera flexible, por lo común redondo, que sirve para recoger o llevar ropas, frutas y otros objetos. 2. Especie de pala de tiras de madera de castaño entretejidas, cóncava y en figura de uña, que, sujeta a la mano, sirve para jugar a la pelota. 3. Carruaje de cuatro asientos con caja de mimbre cubierta por un toldo y provista de cortinas plegables. 4. En baloncesto, red pendiente de un aro, sujeto a un tablero vertica], a través del cual se debe meter el balón para marcar puntos. 5. Cada una de las veces que entra el balón a través de este aro. de remonte. La de jugar, más corta que la ordinaria y de curvatura muy reduci­da. llevar la cesta. fr. fig. y fam. Estar presente una persona al coloquio íntimo de una pareja de enamorados.
cestada. f. Lo que puede caber en una cesta.
cestaño. (De cesta.) m. Rioja. canastilla, cestilla de mimbres.
cestería. (De cestero.) f. Sitio o paraje donde se hacen cestos o cestas, 2. Tienda donde se venden. 3. Arte del cestero.
cestero, ra. m. y f. Persona que hace o vende cestos o cestas.
cestiario. (Del lat. caestiarius, luchador de cesto.) m. Gladiador que combatía armado con el cesto.
cesto 1. (De cesta, con la terminación de canasto.) m. Cesta grande y más alta que ancha, formada a veces con mimbres, tiras de caña o varas de sauce sin pulir. 2. tabaque 1. 3. V. cordero de so cesto. de los papeles. Recipiente que suele ponerse en el suelo junto a la mesa de escritorio para arrojar papeles inútiles. estar uno hecho un cesto. fr. fig. y fam. Estar poseído del sueño o de la embriaguez. ser uno un cesto, fr. fig. y fam. Ser ignorante, rudo e incapaz.
cesto 2. (Del lat caestus.) m. Armadura de la mano, usada en el pugilato por los antiguos atletas, que consistía en correas guarnecidas con puntas de metal, y que se ataba alrede­dor de la mano y de la muñeca, y a veces subía hasta el codo.
tabaque 1. (Del ár. tabaq, cestillo plano como un plato.) m. Cestillo o canastillo pequeño hecho de mimbres, en que se pone la fruta, la costura, etc.

Simbología.
Espiral.
Forma esquemática de la evolución del universo. Forma clásica con la que se simboliza la órbita de la luna. Forma de crecimiento, relacionada con el número de oro, debida, según Housay, al movimiento de rotación de la Tierra. En el sistema jeroglífico egipcio, este signo, que corresponde al vau hebreo, designa las formas cósmicas en movimiento; la relación entre la unidad y la multiplicidad. Se relacionan particularmente con la espiral los lazos y serpientes. Este signo es esencialmente macrocós-mico (19). En forma mítica, estas ideas se han expresado con las palabrs siguientes: “Del seno del abismo insondable surgió un círculo formado por espirales... Enroscada en su interior, siguiendo la forma de las espirales, yace una serpiente, emblema de la sabiduría y de la eternidad”. Ahora bien, podemos encontrar la espiral en tres formas principales: creciente (como en la nebulosa), decreciente (remolino) o petrificada (concha del caracol). En el primer aspecto es símbolo activo y solar; en los dos se­gundos, negativo y lunar. Sin embargo, la mayoría de tratadistas, y con ellos Eliade, con­vienen en que el simbolismo de la espiral es bastante complejo y de origen incierto. Provi­sionalmente, se admite su relación con los ani­males lunares y con las aguas. Ya las anti­guas tradiciones distinguían entre la espiral creadora (que se representaba dextrógira, atri­buto de Palas Atenea) y la destructora o torbe­llino (hacia la izquierda, atributo de Poseidón). Como hemos visto, la espiral puede ser también un símbolo del centro potencial (ser­piente y fuerza Kundalini del tantrismo), cual en la tela de araña. Sea como fuere, la espiral es uno de los temas esenciales del arte simbólico (ornamental) universal, bien en forma simple de curva en crecimiento en torno a un punto, o en forma de arrollamientos, sigmas, etcétera. Dice Parkin en Prehistoric Art que “ningún moti­vo ornamental parece haber tenido más atracti­vo que la espiral”. Ortiz la considera semán­ticamente como emblema de los fenómenos atmosféricos, del huracán particularmente, pe­ro es que, a su vez, el huracán simboliza el de­satarse de las funciones creadoras (y destructo­ras) del universo, la suspensión del orden provisional y pacífico. También señala este au­tor la conexión del viento con el hálito vital y el soplo creador. La voluta, forma espiral, sim­bolizó en las culturas antiguas, según él, el aliento y el espíritu. Y por eso el dios egipcio Toth aparece representado con una gran espiral sobre la cabeza. También por su sentido de creación, movimiento y desarrollo progresivo, la espiral es atributo de poder, que se halla en el cetro del faraón egipcio, en el lituus de los au­gures romanos y en el báculo actual. La espiral está asociada a la idea de danza, siendo muchos los bailes primitivos de carácter mágico que evolucionan siguiendo una línea espiral. Tanto esta forma danzada, como la que con tantísima frecuencia aparece en el arte desde el período neolítico, sobre todo en el ornamentalismo cel­ta de Francia, Irlanda e Inglaterra, se consideran figuras destinadas a provocar el éxtasis y a facilitar una evasión del mundo terrestre para penetrar en el más allá. Juzgada desde este án­gulo, la espiral es el intento por conciliar la “rueda de las transformaciones” con el centro místico y el “motor inmóvil”, o al menos cons­tituye una invitación a esta penetración hacia el interior del universo, hacia su intimidad.(*)

Espiral doble
Completa la forma de la línea sigmoidea, cuyo carácter de comunicación entre dos princi­pios opuestos se especifica claramente en el símbolo chino del Yang-Yin. Dos espirales do­bles cruzadas forman la esvástica de ramas cur­vas, motivo que aparece con cierta frecuencia, aunque no tanta como la ordenación en ritmo continuo de series de espirales dobles. Se ha dicho que este motivo fue creado por la cultu­ra danubiana, de donde irradió hacia el norte y sur de Europa y hacia el Extremo Oriente a través de Asia. Mientras el meandro de líneas y ángulos rectos es un símbolo de la tierra, la espiral doble parece estrechamente asociada a las aguas. Siendo éstas el elemento de transi­ción, transformación y regeneración, la espiral doble las representa en toda su efectividad sim­bólica. Por eso aparece con tanta frecuencia en la cultura cretense y en otras de evidente ca­rácter marino. Desde el punto de vista cósmi­co, la doble espiral puede ser considerada co­mo la proyección plana de las dos mitades del huevo del mundo, del andrógino primordial separado en dos partes, aguas superiores y aguas inferiores. Por esto constituye tam­bién, junto con la cruz de san Andrés, el tam­bor en forma de reloj de arena, y éste, un sím­bolo de la inversión y de la relación entre los contrarios.(*)

Espiral.
La espiral, cuya formación natural es frecuente en el reino vegetal (viña, con­vólvulo) y animal (caracol, conchas, etc.), evoca la evolución de una fuerza, de un es­tado.
1.En todas las culturas se encuentra esta figura cargada de significaciones simbólicas: ”La espiral es un motivo simple: se trata de una línea que se enrolla sobre sí misma, a imitación quizás de las numerosas espirales que se encuentran en la naturaleza, sobre las conchas por ejemplo. Es un motivo abierto yoptimista: nada es más fácil, cuando se ha partido de una extremidad de esta espiral, que alcanzar la otra extremidad”.
“Manifiesta la aparición del movimiento circular saliendo del punto original; este mo­vimiento lo mantiene y lo prolonga indefini­damente: es el tipo de líneas sin fin que enla­zan incesantemente las dos extremidades del devenir... (La espiral es y simboliza) emana­ción, extensión, desarrollo, continuidad cí­clica pero en progreso, y rotación creacional”.
La espiral se vincula al simbolismo cósmi­co de la luna, al simbolismo erótico de la vulva, al simbolismo acuático de la con­cha y al simbolismo de la fertilidad (doble voluta, cuernos, etc.); representa en suma los ritmos repetidos de la vida, el carácter cí­clico de la evolución.
2.Se trata en efecto de la espiral helicoi­dal, pero el simbolismo en poco difiere del de la espiral plana. Ésta se emparenta más bien con el laberinto, evolución a partir del centro, o involución, retorno al centro. La espiral doble simboliza simultáneamente los dos sentidos de este movimiento, el naci­miento y la muerte, kalpa y pralaya, o la muerte iniciática y el renacimiento en un ser transformado. Indica la acción en sentido in­verso de la misma fuerza alrededor de los dos polos, en las dos mitades del huevo del mundo. La doble espiral es el trazado de la línea media del yin-yang, que separa las dos mitades, negra y blanca, de la figura. El rit­mo alternativo del movimiento queda así expresado en ella con más precisión, lo mis­mo que en el antiguo carácter chen, que representa con una doble espiral la expan­sión alternante del yin y el yang.
La doble espiral es también la doble en­roscadura de las serpientes alrededor del caduceo, la doble hélice alrededor del bastón brahmánico, el doble movimiento de las nadí alrededor de la arteria central sushumna: polaridad y equilibrio de las dos co­rrientes cósmicas contrarias. El mismo sím­bolo puede así expresarse por la rotación alternativa de la espiral en ambos sentidos: así en la serpiente Vasuki, estirada consecu­tivamente por los deva y los asura, en el mito hindú del batido del mar de Leche; así en el encendedor de arco, que se ha intenta­do comparar con la doble espiral céltica y con las funciones de Júpiter como amo del fuego. En el Asía se utilizan todavía taladros de arco muy semejantes. Debe aquí señalar­se que la producción del fuego no difiere de la producción del amrita. Éste es el resulta­do de la alternancia y del equilibrio de las dos energías de sentido contrario. La doble espiral se emparenta además con ciertas fi­guraciones del dragón.
Por otra parte el dragón se enrolla en espi­ras helicoidales alrededor de las columnas de los templos. Y lo mismo la serpiente de la kundalini, alrededor del svayambhuvalinga, en la base de la columna vertebral: pero la espiral es aquí no desarrollada, em­brionaria. Y el yin-yang puede ser conside­rado como el rastro descriptivo, en el plano horizontal, de la hélice evolutiva. Esta hélice de paso infinitesimal simboliza el desarrollo y la continuidad de los estados de la existen­cia, o también de los grados iniciáticos, como ocurre en el uso simbólico de la es­calera de caracol.
3.La espiral es un símbolo de fecundidad, acuática y lunar. Marcada sobre los ídolos femeninos paleolíticos, homologa todos los centros de vida y fertilidad. Vida por­que indica el movimiento en una cierta uni­dad de orden o, inversamente, la permanen­cia del ser bajo su movilidad.
Aparece en todas las culturas, “La espiral es un leitmotiv constante... El simbolismo de la concha espiriforme es reforzado por espe­culaciones matemáticas, que ven en ella el signo del equilibrio en el desequilibrio, del orden del ser en el seno del cambio. La espi­ral, y especialmente la espiral logarítmica, poseen esta notable propiedad de crecer de una manera terminal, sin modificar la forma de la figura total, y ser así permanente en su forma a pesar del crecimiento asimétrico. Las especulaciones aritmológicas sobre el 'número de oro', cifra de la figura logarítmica espiriforme, vienen naturalmen­te a completar la meditación matemática sobre la significación de la espiral. Por todas estas razones semánticas y por sus prolon­gaciones semiológica y matemática la for­ma helicoidal del caparazón del caracol o de la caracola es un glifo universal de la temporalidad, de la permanencia del ser a través de las fluctuaciones del cambio”.
Entre los indios pueblo de Zuni, en la gran fiesta del solsticio de invierno, que es también la fiesta del año nuevo, el primer día, y después de haber encendido sobre un altar el fuego del año nuevo, se entonan can­tos-espirales y se danzan danzas-espirales. Esta costumbre podría dar la clave simbólica del origen de todas las dan­zas giratorias, entre las cuales la más famosa es la de los mevlevi o derviches-danzarines turcos: como dice Gilbert Durand, “asegura la permanencia del ser a través de las fluc­tuaciones del cambio”. El solsticio de invier­no es en efecto, simbólicamente, el momen­to cero de la cosmología maya, y tiene la espiral por símbolo. Es el instante crítico en que debe asegurarse el nuevo inicio del ciclo anual, sin el cual ocurriría el fin del mundo. El terror provocado por esta amenaza debe relacionarse con los sacrificios humanos practicados por los aztecas para dar fuerza y sangre al sol, a fin de que recomenzase su re­corrido.
La doble espiral de enroscadura opuesta (en S) es un símbolo de los cambios lunares y del trueno, mientras que la tormenta está a menudo asociada a los cambios de la luna. Es pues una expresión gráfica del simbolis­mo de la fecundidad asociado al complejo tormenta-trueno-relámpago. En este sentido puede representar el trompo.
4. Para numerosos pueblos del África ne­gra la espiral o la helicoide simbolizan la dinámica de la vida, el movimiento de las almas, en la creación y en la expansión del mundo. El glifo solar de los dogon y de los bambara es a este respecto revelador: está hecho de una vasija de barro (matriz origi­nal) rodeada por una espiral de cobre rojo que le da tres vueltas (símbolo de masculinidad); ésta simboliza el verbo original, la primera palabra del dios Amma, es decir el espíritu, semilla de la divinidad. Entre los tambara se representa al «monitor» Faro, señor de la palabra, con una espiral en el centro de los puntos cardinales. Se lo mate­rializa con un sombrero de cestería de ocho espiras, cuyo uso estaba reservado antigua­mente a los reyes. Según la espiral que ha emprendido al reorganizar el mundo, “Faro se desplaza cada cuatro siglos, para inspec­cionar los confines, y luego vuelve al punto central, desde donde vigila y rige el univer­so”. Del mismo modo, en el mecanis­mo de la procreación, el licor seminal del hombre y su palabra penetran a la mujer por el sexo, pero también por la oreja, que es otro sexo, enroscándose en espiral alrededor de la matriz para fecundar el germen, etc.
Más al sur, un simbolismo análogo rige el empleo de la espiral en el pensamiento cos­mogónico de los lulúa y los baluba, tribus bantú del Kasai (Congo). El movimiento de las almas, los espíritus y los genios, entre los cuatro planos del universo, dibuja una espi­ral o un helicoide. En la glíptica de estos pueblos, una gran espiral flanqueada por dos más pequeñas representa al Dios supre­mo creando el sol y la luna. Una espiral sola representa la serpiente pitón adujada y abi­garrada, imagen del Creador y del movi­miento cíclico de la vida. Representa tam­bién el cielo, y hasta la peregrinación cíclica de las almas, sucesivamente encarnadas, desencarnadas y reencarnadas. Una espiral de espiras regularmente estriadas significa el movimiento de la vida del hombre, pasando alternativamente por el bien y por el mal. Por analogía, la concha del gran caracol terrestre, igualmente espiriforme y estriada, “entra en la composición de medicinas de uso doble, benéfico y maléfico”.
Dan, gran divinidad vudú, símbolo de continuidad, representado generalmente en Dahomey con la forma de la serpiente que se muerde la cola, asimilado por otra parte al arco iris, es considerado como un ser do­ble, bisexuado y gemelo en sí mismo, los dos en uno, “enrollados en espiral alrededor de la tierra, que preservan de la desintegra­ción”. La espiral toma aquí claramente su significación fundamental de movimiento original; es la vibración creadora de los dogon, que está en la base de toda creación, y Paul Mercier tiene esta frase impresionante: “Por sí mismo no hace nada; pero sin él nada puede ser hecho”.
Gráficamente, los lulúa representan la tie­rra, la luna y el sol por series de círculos concéntricos o por espirales, que no se dis­tinguen más que por su tamaño, siendo el más pequeño de estos signos el de la tierra, y el más grande el del sol, respectivamente dos espiras o círculos concéntricos para la tierra, tres para la luna, y cuatro para el sol.
5.Con su doble significación de involu­ción y de evolución, la espiral reúne el sim­bolismo de la rueda, a la que iguala y supera por frecuencia en las representacio­nes figuradas o en los motivos ornamentales célticos (metalurgia, cerámica, monedas, etc.). La ciencia moderna ha pretendido ver en ella un equivalente del fulmen latino y un símbolo céltico del rayo, pero esta explicación es insuficiente, pues la espiral es de hecho un símbolo cósmico. Es un motivo que se encuentra a menudo grabado por los celtas sobre los dólmenes o los monumentosmegaliticos.
6.La espiral simboliza también el viaje del alma después de la muerte, a lo largo de los caminos por ella desconocidos, pero con­duciéndola por sus rodeos ordenados hacia el foco central del ser eterno: “Creo que en todas las civilizaciones primitivas en que se la encuentra, desde el cabo Norte hasta elcabo de Buena Esperanza, y en muchas civi­lizaciones de América y del Asia, e incluso también de la Polinesia, la espiral representa el viaje post mortem del alma del difunto, hasta su destino final”.
7.Entre los germanos una espiral rodea el ojo del caballo que, subido sobre el carro so­lar, simboliza la fuente de la luz.(**)

Trenza.
Como las lacerías, ligamentos y nudos, simboliza relación íntima, corrientes enlazadas, dependencia mutua.(*)

Trenza.
1. Por oposición a la espiral, que considera como un motivo abierto y opti­mista, Marcel Brion ve en la trenza un mo­tivo cerrado y pesimista: “El motivo de la soguilla es mucho más complicado y mucho menos fácil de definir. Por otra parte está tan extendido como el de la espiral, pero tie­ne una significación completamente diferen­te. En primer lugar porque es un motivo cerrado y por tanto pesimista, a menos de considerar como perspectiva reconfortante y rica en esperanza la teoría del perpetuo re­torno, de la cual la figura de la trenza es la formulación más simple y más evidente. Supongamos una espiral tan larga y tan in­trincada como quepa pensar... conduce ne­cesariamente a una salida; la garnacha más rudimentaria, por lo contrario, es una pri­sión sin posibilidad de evasión”. La trenza aparece así como un símbolo de involución.
2. Los cabellos de que está hecha la trenza son, como la barba, una prueba y un medio de fuerza viril y vital. La garnacha significa además un vínculo probable entre este mun­do y el más allá de los difuntos, un enlace íntimo de relaciones, de corrientes de in­fluencia mezcladas, la interdependencia de los seres.
Sobre las estelas de época gala (por ejem­plo en Guéret y en Bozouls del Aveyron), los cabellos están dispuestos en una única gruesa crisneja sobre el costado. Las mo­nedas llamadas de potin, de la época de la independencia, representan un personajeen cuclillas (en la posición llamada búdica), sosteniendo en cada mano sus trenzas. Te­ner la cabellera rapada era, en Irlanda, unsigno de condición social inferior (igualmen­te entre los germanos) o de humillación. El joven héroe Cúchulainn tiene cincuenta soguillas de rubios cabellos de oreja a oreja, como el peine de un abedul o como las agu­jas de oro brillando hacia el rostro del sol.
Entre los mayas la trenza era un símbolo del dios solar y la usaban sus representantes en la tierra.(**)

Cesta.
Representa el cuerpo materno. En las mo­nedas griegas, una cesta cubierta y rodeada de hiedra alude a los misterios de las bacanales. Se dice que, estando Sémele encinta de Baco, fue puesta en una cesta y arrojada al río. El simbo­lismo de las aguas concierne a la idea de naci­miento. (*)

Cesta, canasta.
Símbolo del cuerpo materno. Moisés, Edipo, etc., han sido encontrados al filo de las aguas en cestas.
Conteniendo lanas o frutos, simboliza el gineceo y los trabajos domésticos, así como la fertilidad. De ahí viene el que sirva de atributo a numerosas diosas, tales como Artemis de Éfeso, cuyas sacerdotisas llevaban un tocado en forma de canastillo.(**)

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